25 abril 2007

¿Todavía más?


Poco a poco, se acerca el día en el que el pueblo examinará a los candidatos a representarles en municipios y autonomías. Ya se sabe, en días de campaña electoral, Correos tiene más trabajo; los coches de megafonía deambulan por calles y callejas; los candidatos hacen un esfuerzo por ser más afables y cercanos, se arremangan y trabajan a pie de calle para convencer a los ciudadanos de que la opción política que representan es la mejor; se pegan carteles; se reparten globos, mecheros, caramelos, camisetas, bolígrafos, gorras, pegatinas, pasquines,... En todos estos elementos de propaganda suele figurar un eslogan electoral elegido para la ocasión. Los lemas electorales, generalmente, no se distinguen por ser muy acertados u oportunos. Lo que los publicistas y creativos creen es una palabra o juego de palabras brillante, que despierta o confirma el deseo de votar al candidato de turno, puede convertirse en una enorme metedura de pata que sirva para la burla popular, y que – al final- paradójicamente, pueda ser utilizada por los adversarios políticos (evidentemente, de forma muy distinta a la prevista inicialmente y con intenciones totalmente opuestas).

José Blanco anunció –recientemente- que el eslogan electoral que utilizarán los candidatos del PSOE a las próximas elecciones municipales será “Haremos más”. Cuando oí a Pepe Blanco eso de “Haremos más” me sonó a amenaza, y me pregunté “¿todavía más?” Después de romper el consenso en materia antiterrorista, quebrar el modelo de estado, amigarse –en la escena internacional- con tiranos y payasos varios, realizar detenciones ilegales de militantes del PP, despreciar a las víctimas del terrorismo. Después de todo esto ¿todavía más? Después de obstaculizar el esclarecimiento de lo qué ocurrió –realmente- el 11-M, negociar con ETA, pactar con independentistas radicales, intentar excluir al segundo partido más votado de la vida política. Después de todo esto ¿todavía más? Después de reabrir las heridas de la guerra civil, bautizar con el nombre de matrimonio a las uniones de personas del mismo sexo, intentar silenciar a los medios y periodistas críticos y no afines, intervenir en la vida de los ciudadanos y en el funcionamiento del mercado, realizar regularizaciones masivas de inmigrantes que han producido el denominado “efecto llamada” y que han estimulado a las mafias que están traficando con seres humanos. Después de todo esto ¿todavía más? ¿Todavía más, don José? Dudo de que España pudiera soportarlo.

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