Su reputación le precedía y, por ello, Mariano Fernández Bermejo llegó al Ministerio de Justicia armando jaleo. Se incorporó al gobierno e, inmediatamente, asumió su papel de malo, con ganas de superar las expectativas que se habían creado en torno a su figura. Hay que reconocerle el mérito (o demérito), pues no ha decepcionado.
Lo trágico es que, al mismo tiempo que se dedica a la farándula y al espectáculo, y abre telediarios haciéndose el graciosillo; permite que ANV, la más reciente de las filiales batasuno-etarras, acceda a las instituciones y que, consecuentemente, se nutra de los impuestos que todos pagamos. Así, ETA ya no pasará más apuros, por falta de recursos económicos, para proveerse de armas y balas con que poder segar las vidas de aquéllos a los que tanto odian. Eso lo solucionarán los impuestos de todos los españolitos. Mientras que esto ocurre, el Ministro Bermejo nos contará un chiste, hará un monólogo o nos deleitará con una imitación de algún personaje famoso. Sólo batasunos y etarras le reirán la gracia.
1 comentario:
bermejinski o bermejussolini
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