31 mayo 2007

Tardes de ciclismo con Indurain

El mundo del ciclismo no gana para sustos. Hace unos días, recibía un nuevo mazazo sobre su maltrecho cuerpo.

Bjarne Riis, aquel ogro danés que ganó en 1996 el que debió ser el sexto Tour de Indurain, declaraba haber tomado EPO entre los años 1993 y 1998. Hecho relevante, pues es el primer ganador de un Tour de Francia que confiesa haber consumido sustancias ilegales.

Recuerdo ahora, con cierta nostalgia, aquellas siestas de verano en que no se dormía. Aquellas sobremesas interminables en que soñaba con los ojos abiertos mientras contemplaba en el televisor, junto a mi padre, las hazañas de Miguel Indurain, un hombre que, subido a una bicicleta y dando pedales, hacía feliz a mucha gente. Recuerdo, de aquellas tardes de ciclismo, el griterío de la afición que animaba a sus ídolos como si la vida les fuera en ello, mezclado con la que fue voz del ciclismo en España durante muchos años: la voz de Pedro González, que narraba cada etapa con la misma chispa e ilusión que a muchos nos embargaba cuando observábamos aquel espectáculo sobre ruedas. Añoro aquellos tiempos en que los ciclistas se valían de dos fuertes piernas, una voluntad de hierro, capacidad de sufrimiento, un gran corazón y un par de…ruedas para llegar a la meta, sin aditivos, colorantes ni conservantes.

De todo aquello queda sólo el recuerdo. Ahora, ese noble deporte aparece aquejado de una grave enfermedad que retorna cíclicamente y nos sobresalta temporada tras temporada.

El gran Miguel Indurain, todo modestia, ante la confesión de Riis, no se planteaba qué hubiera sucedido si el danés, y gran parte de aquel equipo Telecom que destrozaba el pelotón etapa sí, etapa también; hubieran competido limpiamente y respetando las normas. Dice que si no subió al podium fue porque no estuvo a la altura. Muchos sabemos que, en condiciones normales, sí habría alcanzado la victoria. No le preocupa lo que pudo ser. Lo que si le inquieta sobremanera son los visos que está tomando el ciclismo en la actualidad y la imagen que se está dando al público.

En carrera fue un gran profesional y un caballero y, aún, en sus palabras, se percibe su generosidad y su profundo amor hacia ese hermoso deporte en el que fue, sigue siendo y será uno de sus máximos exponentes. Los años pasan y, cada vez, echamos más de menos al gran Miguel. Un grande que, conforme pasa el tiempo, se hace más grande en la memoria y el corazón de todos los aficionados al ciclismo.

26 mayo 2007

Obsesionados con Aznar

Cada vez que Aznar abre la boca, muchos de los dirigentes del PSOE, dejan al descubierto su obsesión hacia el ex-Presidente. Diga lo que diga Aznar, los dirigentes del PSOE salen en tromba, todos juntitos y marcando el paso, y centran sus intervenciones públicas en manipular sus palabras para, a continuación, criticarlas duramente, mofarse o hacer chistes a su costa.

Está comprobado: Aznar habla y el PSOE responde embistiendo y corneando –dialécticamente hablando-. Como si del perro de Pavlov se tratase. Recuérdese que, cuando el perro pavloviano oía el sonido de la campanilla, comenzaba –inevitablemente- a salivar, como resultado del proceso de condicionamiento clásico al que había sido sometido. Cambiemos la campanilla por unas palabras de Aznar y al dogo por unos dirigentes del PSOE y el resultado será similar: si el can salivaba, los dirigentes socialistas se fingirán escandalizados y atacarán con toda su artillería propagandística a Aznar. No falla, siempre así. Diga lo que diga. Haga lo que haga. Da igual.

El PSOE siempre culpa de todos los males pasados, presentes y futuros a Aznar. Probablemente, esa obsesión tenga su origen en el año 1996, cuando José María Aznar desalojó del poder a Felipe González, esto es, al PSOE. Aznar se encontró con un país que, tras 14 años de gobierno socialista, estaba al borde del abismo en lo político y de la quiebra en lo económico, y lo regeneró casi por completo. Aún hoy, no le han perdonado que salvase a los españoles del -más que probable- desastre que, de haber seguido gobernando el PSOE, nos habría sepultado. Y ellos no se lo perdonan. Pues miren, ni falta que hace.

19 mayo 2007

El mercadillo electoral

Las campañas electorales se parecen cada vez más a los tradicionales mercadillos que, desde tiempos inmemoriales, han ocupado las plazas y calles de nuestros pueblos y ciudades. En los puestos de las distintas organizaciones políticas se ofertan todo tipo de productos, siempre marcados con las siglas, lemas y símbolos del propio partido. Encontramos desde las -casi desparecidas- chapas, hasta las –picantes- tangas, pasando por los -tradicionales y siempre exitosos- mecheros (que aún regala y/o vende el PSOE, a pesar de que, no hace mucho tiempo, algunos de sus dirigentes decían aquello de que fumar es de derechas).

Ahora bien, es necesario precisar que, como en todo grupo humano, en los partidos políticos se encuentra gente de toda clase y condición: individuos buenos y malos, sujetos competentes e inútiles, personas honradas y otras sin principios ni escrúpulos.

La cuestión es saber discernir entre esos políticos, equiparables a vendedores que intentan embaucarnos y encasquetarnos una mercancía averiada, sin que nos percatemos de qué tenemos entre manos hasta tiempo después cuando, ante cualquier protesta o reclamación, nos contesten con un “si te he visto no me acuerdo” o un “hasta dentro de 4 años, baby”; y esos otros políticos, comparables a los comerciantes que despachan buen género y productos de calidad, que procuran lo mejor para los ciudadanos. Elijamos pues.


El discurso del dóberman

El inicio de la campaña electoral nos ha deparado la reaparición del ex-presidente del gobierno Felipe González que, durante el pasado fin de semana, participó en varios actos del PSOE, en los cuales, arremetió contra –el también ex-presidente- Aznar, Rajoy, Esperanza Aguirre, Francisco Camps, El Mundo y su director, Pedro J. Ramírez, la COPE y el director del programa La Mañana, Federico Jiménez Losantos, e incluso contra el patrono de la Fórmula 1, Bernie Ecclestone.


De su “pico de oro” fueron brotando todo tipo acusaciones, burlas e insultos. Así, habló de “basura” e “inmundicia mediática”, de que los dirigentes del PP “no saben perder”, de un “tiíllo podrido de dinero” haciendo referencia a Ecclestone y de algunos “corruptos, no de maletines, sino de contenedores de billetes”.

Sus palabras rezuman resentimiento y rencor porque aún sangra por la herida que se le abrió cuando vio menoscabada su condición de intocable y, sobre todo, cuando fue apeado del poder. Ciertamente, resulta esperpéntico ver a este señor erigiéndose como adalid de la honradez y de los valores democráticos (que tanto menoscabó); señalando con dedo acusador a todo aquél que no comulgue con su doctrina o que -en algún momento- le haya llevado la contraria, destapado las vergüenzas de sus gobiernos o desplazado del poder.

Más grotesco resulta aún, si recordamos la cantidad de fechorías e ilegalidades que se perpetraron durante sus gobiernos: desde la guerra sucia (GAL), hasta el saqueo de los fondos reservados; desde el robo del dinero de los huérfanos de la Guardia Civil, hasta las escuchas del CESID; desde el caso Roldán, al de Juan Guerra, Ibercorp, Filesa,…Esto pertenece a la historia política reciente de la joven democracia española y, por más que quiera, no podrá borrarlo de la memoria de los ciudadanos, al igual que no podrá hacernos olvidar el estado en que dejó el país tras 14 años en el gobierno: al borde del abismo en lo político y de la quiebra en lo económico. Todo un modelo a imitar. Todo un ejemplo a seguir.

La izquierda cerril francesa

Finalmente, Sarkozy ganó las elecciones presidenciales francesas. Lo hizo de forma contundente y respaldado por un Pueblo que acudió masivamente a votar. Así pues, la ciudadanía ya emitió su dictamen.

En democracia, el Pueblo decide y su voz, su voto, deben dibujar las figuras que rellenen el pentagrama donde se lea la música que se interpretará en el país hasta que termine la legislatura. A algunos puede no gustarles esa música, pero saben que hay que respetar lo que la mayoría ha elegido, resignarse y trabajar para optar a hacerse con la batuta cuando llegue el momento de batirse en la siguiente contienda. Otros, no son capaces de asumir la derrota.

Entre estos últimos, se encuentran los vándalos de la izquierda cerril que andan montando algaradas en distintas ciudades francesas desde que se supiese de la victoria de Sarko. Cientos de vehículos quemados, mobiliario urbano y edificios públicos destrozados y centenares de personas detenidas son, hasta el momento, el resultado de una incapacidad manifiesta para asumir que la opción elegida por la mayoría no coincida con la propia. Hay quien define a estos vándalos como antisistemas, pero esto es, cuando menos, discutible, pues se resisten a la “ruptura” que preconiza Sarkozy. Podría decirse que son comodones y, en cierto modo, puristas de ese sistema podrido que, a la vez, detestan y adoran; sujetos que, en definitiva, prefieren “verlas venir” a que les cambien el paso, no sea que lo pierdan; individuos que tienen alergia a los valores que Sarkozy pretende recuperar para Francia: mérito, orden, trabajo, identidad nacional y familia.

Ségolène se dirigía a sus conmilitones, en el último mitin de su campaña, afirmando que si ganaba Sarkozy “la violencia y la brutalidad se extenderían por Francia”. Entonces, parecía una forma de asustar a los electores. Ahora, incluso podría interpretarse como una amenaza velada a Sarkozy acerca de lo que se le podría venir encima si resultaba vencedor. ¿Quién sabe qué quiso decir, en realidad? Lo cierto es que el toro ha empezado a dar cornadas sin esperar siquiera a pisar el albero, y mientras, en el ruedo ya lo espera, gallardo, un diestro que luce azul y blanco y agarra un capote “colorao”. Pronto empezará la lidia.


10 mayo 2007

Locuaces con Aznar, silentes con De Juana

Las declaraciones realizadas por el ex-Presidente del Gobierno, José María Aznar, mostrando su rechazo hacia el ansia prohibitiva manifestada por el Gobierno del PSOE en diversos ámbitos que atañen a las libertades individuales: la fracasada ley del vino, la cruzada contra la fast-food o la campaña de la DGT que advierte a los conductores con su “no podemos conducir por ti”; han sido utilizadas por diversos dirigentes del propio Partido Socialista, por asociaciones próximas a sus postulados y por sus medios de comunicación afines, para descargar toda su ira contra el que fue, durante 8 años, Presidente del Gobierno de nuestro país. Para ello, y sirviéndose de una interpretación maliciosa de las palabras de Aznar, no han reparado en utilizar términos tales como “irresponsable”, “frívolo” o “antisocial” para calificar el discurso del ex-Presidente, e incluso el secretario de Política Municipal del PSOE, Álvaro Cuesta, las atribuyó a "cierto efecto previo euforizante” ya que se encontraba en un acto de homenaje al vino, o lo que es lo mismo, utilizó un eufemismo para llamarle –poco menos que- borracho.

Nada más lejos de la realidad. Todo aquél que escuche lo que dijo Aznar captará el mensaje que, claramente, se desprendía de sus palabras, esto es, una denuncia de los anhelos intervencionistas del Gobierno y de su afán por controlar todos los extremos de la vida de los ciudadanos y restringir sus libertades individuales.

Lo más escandaloso de la desproporcionada e insultante reacción de los progres-defensores-de-lo-políticamente-correcto a las palabras de Aznar es que contrasta con la actitud silente que han mantenido frente a un hecho tan grave como que el asesino de 25 personas, De Juana Chaos, ya pueda pasear plácidamente por San Sebastián (como se pudo ver en las imágenes, en exclusiva, emitidas por Antena 3 Televisión). ¡Cuán locuaces con Aznar!¡Qué callados con De Juana! Llama la atención.


Enlace al vídeo que recoge la intervención de Aznar.