29 agosto 2007

Adios, maestro Umbral

Ha muerto Francisco Umbral. Y se han congelado las hojas de periódico en verano. Se han quedado sin la bufanda blanca que las resguardaba cuando el tiempo lo requería, y cuando no, también, pues sabían que en Septiembre, cuando el calor se evaporara, de nuevo estaría allí, manchada de letras y lista para liársela al cuello.

Ya no miran desde lo alto aquellas oscuras gafas de pasta acariciadas por la cabellera cana que vestía tan privilegiado talento.

Los placeres y los días. Y tanto. Su placer, dijo, fue escribir; el nuestro, leer lo que escribía, casi todos los días.

Hacía de la prosa, poesía. Convertía lo cotidiano en extraordinario. Al político lo transfiguraba a humano. Al anónimo lo daba a conocer. Sólo con letras, con unas pocas palabras, en esas columnas que escribía desde su trono de mimbre.

Él se ha ido, pero es seguro que su obra perdurará, y será estudiada y apreciada por las generaciones futuras.

19 agosto 2007

De políticos y sillones

El panorama político español se asemeja al tradicional juego de la silla, sólo que, en este juego, en el que los participantes son los políticos, hay más de un ganador –aunque sólo uno se alce con el triunfo definitivo- y, en lugar de en sillas, se busca acomodo en los sillones del Congreso, del Senado o de los Parlamentos Autonómicos; en el coche oficial o en algún “despacho con vistas”.

El sillón, que no es más que la metáfora cutre y en cueros del poder, es el gran igualador de la clase política española. En lo que a la búsqueda del sillón se refiere, no existen, como sí ocurre en la práctica totalidad de los asuntos que se debaten a diario, grandes diferencias entre unos partidos y otros.

Pero, hasta en esa clase política, casi uniforme en lo que respecta a su hambre de poder, encontramos que no todos son iguales, pues, entre ellos, los que destacan son los que ocupan los sillones de primera fila y se dedican a asignar los otros sillones a sus conmilitones, lo que no dejaría de ser normal si no fuese porque el único objetivo de algunos de esos repartos es el de contentar al máximo número de “familias” posible para, así, evitar rebeliones, practicando para ello, en multitud de ocasiones, auténticos encajes de bolillos y olvidando por completo, a la hora de designar a unos u otros, la meritocracia, sistema por el que se atiende a unos criterios de competencia y capacitación, que en toda organización deberían primar, para decidir acerca de ascensos, fichajes, destituciones, relevos, designaciones, etc.

Encontramos, también, a los que, una vez han ocupado una de esas cómodas poltronas, no las quieren abandonar bajo ninguna circunstancia, llegando a abdicar total o parcialmente, si es preciso, de sus principios e ideas para mantener las posaderas en tan exclusivo asiento.

Para terminar, y para que nadie en los partidos se disguste, están las promesas de futuros sillones para aquellos que renegaron del que ocupaban, para los que no fueron adjudicatarios de uno acorde con la que creían era su categoría o talla política, y para aquellos otros que se quedaron, en su momento, sin asiento.

Entre tanto, los ciudadanos “de a pie” asistimos perplejos, entre avergonzados e irritados, a este patético espectáculo con el que, con cierta frecuencia, nos “deleitan” nuestros representantes políticos.

08 agosto 2007

Regás, ¿matiza o atiza?

Leo que la sra. Regás ha matizado las declaraciones en las que manifestaba la alegría que le producía que se vendiesen cada vez menos periódicos.

Claro, si uno lee “Regás matiza” rápidamente piensa: “la mujer se equivocó (ya tiene una edad, las facultades mentales –igual que las físicas- se ven mermadas), pero se ha dado cuenta y ha intentado corregir su error. Eso está bien”.

Pero no, nada más allá de la realidad porque, cuando se lee el titular completo (Regás matiza ahora que sólo se alegra de que se vendan menos diarios "de extrema derecha") se descubre que su objetivo no era matizar sino, más bien, atizar, aunque no se sabe muy bien a quién, o mejor dicho, sí se sabe, lo que ocurre es que basándonos en sus palabras no atiza a quien presumíblemente -y conociendo de que pie cojea- deseaba atizar.

Si nos atenemos a lo dicho por Rosa Regás y a los datos de venta de periódicos (El Mundo y La Razón llevan un tiempo experimentado un crecimiento sostenido en sus ventas, sin embargo El País y ABC se venden cada vez menos) concluiremos que, cuando la señora Regás habla de que se alegra de que los “diarios de extrema derecha” se vendan cada vez menos, se refiere a estos dos diarios. No a uno o a otro, sino a los dos, pues habla de “diarios”, en plural.

Así pues, permanezcan atentos a la prensa de papel, porque seguro que mañana o pasado mañana encontraremos en El País una Tribuna de Juan Luís Cebrían y en ABC una Primera de José Antonio Zarzalejos, durísimas ambas, defendiéndose de los ataques de doña Rosa y haciendo una encendida defensa de la libertad de expresión.

05 agosto 2007

La chequera de ZP

La chequera de Zapatero, que en realidad es la nuestra, la de todos los españoles, cada día tiene menos hojas. El presidente Zapatero no hace más que repartir, prometer y comprometer euros por aquí y por allá: 2500 para cada niño que nazca, 1500 al mes para cada uno de los etarras si desaparece la ETA, la condonación de una deuda de 135,5 millones de euros a Honduras, algo –aún no concretado- para que los jóvenes se emancipen y se compren una vivienda,…

Por si fuera poco con lo que él reparte por mera generosidad (¿quién habló de intentar comprar un puñado de votos?), se producen catástrofes, como apagones o incendios, que exigen indemnizar a los ciudadanos que sufren las consecuencias de los desastres.

Así, entre unas cosas y otras, lo improvisado y lo imprevisto, la chequera del Estado se va deshojando, cual margarita de niño enamorado. Y, a este paso, de aquí a las elecciones generales, de la herencia de los gobiernos de Aznar, del superávit que tanto nos costó alcanzar, no va a quedar ni el recuerdo. Y lo peor de todo será que ese dinero no siempre habrá sido invertido en lo más necesario o en lo que más beneficie –realmente y a la larga- a la mayoría de los ciudadanos.

A nuestro Presidente parece que le quema el dinero en las manos y, como un adolescente enloquecido en un centro comercial, corre a gastarlo todo cuanto antes, no sea que llegue papá o, en este caso, la oposición que puede ser Gobierno, y se lo quite para administrarlo más razonablemente aunque, para entonces, puede que no quede ni el barro de la hucha, con forma de cerdito, en la que todos hemos depositado alguna que otra moneda.

03 agosto 2007

Censores reprimidos

Las hordas progres no pueden aguantar que se les critique o se les lleve la contraria. El que haya quien discrepe de ellos, les molesta; pero el que aparezca alguien que ose hacerles frente y no se achante ante amenazas, campañas de acoso y derribo, descalificaciones o insultos, les disloca por completo.

Si las voces o medios críticos, después de sus tremebundos ataques, no ceden ni se callan, ellos piden, más bien exigen u ordenan, que se les tape la boca, que se les amarren las manos; porque, en el fondo eso de la libertad de expresión nunca les llegó a convencer del todo, salvo si los que hacen uso de esa libertad son ellos mismos.

Así, con la excusa del secuestro de El Jueves, algunos bloggers de la órbita progre (Eduardo Madina, Ignacio Escolar,...) se lanzaron en tromba a pedir el secuestro no se sabe muy bien si de los micrófonos de la COPE, del periódico on-line Libertad Digital, o directamente de Federico Jiménez Losantos, quién es, en realidad, el auténtico objeto de su obsesión.

Y, después de las propuestas de secuestro de los progre-bloggers, llegó el turno de Juan Luís Cebrian (el que fuera Jefe de los Servicios Informativos de RTVE en los últimos años del Franquismo y, desde hace unos años y por obra del todopoderoso don Jesús, Académico de la RAE) y encendió la traca final, en forma de un largo artículo en El País titulado “La poca vergüenza”, que, pese a lo que pueda parecer, no es un retrato autobiográfico, sino el resultado en letra escrita de un berrinche de proporciones ciclópeas fruto de la desestimación de una querella que, el propio Janli, había interpuesto contra Federico Jiménez Losantos.

Si la forma del artículo, es decir, cómo está escrito, no se corresponde con lo que cabría esperar de todo un señor Académico de la Real Academia de la Lengua Española, en lo que respecta al fondo, se aprecia, fuera aparte del enfado por ser contrariado por el juez o del odio que, parece, siente hacia ciertos periodistas, medios e instituciones; la fobia a la libertad de expresión que padece el personaje, que quizá lo que desearía, según se intuye en su escrito, es que retornaran aquellos tiempos en los que había alguien que determinaba qué se podía decir y qué no, aquellos tiempos en los que él era Jefe de los Servicios Informativos de RTVE, con el beneplácito del Régimen. Pero, desgraciadamente para Cebrían, el futuro ya no es lo que era.

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El fuego de todos los años

Ahora que los fuegos ya están casi extinguidos, sería positivo que se reflexionase acerca de las medidas que deberían adoptarse para que catástrofes de tal calibre dejen de producirse año tras año.

En su visita a las islas incendiadas, el Presidente Zapatero anunció ayudas para todos los afectados. Es justo que se trate de resarcir a los damnificados por los incendios, pero cabría preguntarse si con ello se va a evitar que, en sucesivos veranos, tengamos que volver a contemplar un panorama tan desolador, o sufrir pérdidas tan cuantiosas en lo material e irremplazables, en multitud de ocasiones, en lo sentimental.

Más vale prevenir que curar, y más aún cuando se sabe que la cura, por buena que sea, no conseguirá que la herida sane por completo. Por eso, a este respecto, es necesario que se adopten medidas urgentes para prevenir futuros incendios, porque si estos se evitan -aunque parezca una obviedad- no hay que apagarlos, porque el fuego se apaga antes de que prenda.

En este sentido, el PP ha presentado un programa de choque de acciones preventivas contra los incendios, que el Presidente del Gobierno se ha apresurado a descalificar sin siquiera conocer su contenido. Si tiene algo mejor debería presentarlo a la ciudadanía. Si no es así debería aceptar la propuesta de los populares. Aunque me temo que, al final, no hará ni lo uno, ni lo otro, por lo que, probablemente, el verano que viene, por estas mismas fechas, volveremos a estar en las mismas: con los bosques ardiendo y los gobernantes anunciando compensaciones.

02 agosto 2007

Le dijo la sartén al cazo

En El País de hoy encontramos un editorial, titulado “Medios y gigantes”, en el que, el diario de Prisa, expresa su opinión acerca de la adquisición del grupo de información financiera Dow Jones, por News Corporation, multimedia propiedad del magnate de los medios de comunicación Rupert Murdoch.

Tras leer el editorial, se puede concluir que al diario independiente de la mañana no le agrada –especialmente- que Murdoch se haga con Dow Jones, pues esto, argumentan, puede mermar el rigor que, hasta ahora, mantenía un diario tan prestigioso como el Wall Street Jounal, joya de la corona de Dow Jones.

Expresan sus dudas al respeto cuando dicen: “Falta por ver si la sobrevenida sintonía ideológica entre el periódico y el nuevo propietario afecta o no al tercer lado del triángulo, el rigor informativo…”.

Se preocupan por la independencia de los medios de comunicación, y así lo manifiestan cuando nos explican que “…la toma de control de Dow Jones por Rupert Murdoch, cuyo apoyo a la política del presidente Bush ha sido siempre explícito y militante, vuelve a suscitar la cuestión de la independencia de los medios de información frente a los accionistas y frente a los Gobiernos…”

Como guinda para el pastel, sentencian, aunque al inicio del editorial, “El exitoso movimiento de News Corp. supone, en primer término, el triunfo de una forma de entender la información como instrumento al servicio de una ideología”.

No sé a ustedes, pero a mi me da que, en El País, han escrito el editorial mirándose al espejo. ¿Cómo pueden tener la caradura de hablar de “independencia de los medios de comunicación frente a los accionistas y frente a los Gobiernos” precisamente ellos? ¿”La información como instrumento al servicio de una ideología”? ¿Acaso ellos hacen algo diferente?

Los señores de Prisa son muy libres de hacer lo que quieran con sus medios de comunicación y de adoptar la posiciones que estimen oportunas, pero que no vengan dando lecciones de independencia. Además, mientras que el señor Murdoch adquiere licencias, a ellos se las regalan sus amigos del Gobierno; mientras que el señor Murdoch compra medios de comunicación, ellos se valen de “antenicidios” y otras artimañas para eliminar la competencia, o sea que, menos lecciones y más aplicarse el cuento.