30 julio 2007

Un dictador sacado de la chistera (o de la gorrilla) castrista

Hace unos días me topé con este vídeo (vía ODLV- ORGANIZACIÓN POR LA DEMOCRACIA LIBERAL EN VENEZUELA -) que, creo, resulta tremendamente ilustrativo y muestra el pelaje del tipejo que rige el destino de los venezolanos.

La ODLV titula el vídeo "Chávez: Las ideologías cambian". En mi opinión, en el caso de Chávez, su ideología no ha cambiado, simplemente la camufló bajo un perfil más moderado, pues de otra manera no podría haber accedido al poder y, una vez se hizo con éste, dejó al descubierto su perversa ideología, que, él mismo, resume perfectamente en su proclama "¡socialismo o muerte!", que tan a menudo repite.

Primero, dio un golpe de estado; después, accedió al poder tras ganar las elecciones; y, más tarde, una vez en el poder, lo ha dispuesto todo para que nadie pueda descabalgarlo de su trono. Me temo que, si alguien no lo detiene, puede que, en un futuro no demasiado lejano, no se quede sólo en payaso del circo político, sino que se convierta en una amenaza real -si es que aún no lo es- para todo el mundo.



25 julio 2007

Obituario inconcluso del ciclismo

Ciclismo. Tan noble deporte como fuera. Tan noble deporte como, pese a algunos, seguirá siendo, o no. Porque hay agujas, transfusiones y sustancias, que lo infectan, que lo acosan, que lo intentan destruir. Mas no pueden, pero casi. Y vuelve arriba. Que si escala, que si esprinta, que si pedalea contra el reloj. Vibra el público, la afición, ante nuevas figuras emergentes, y renace la ilusión. Pero, de nuevo, vuelve el coco que todo lo devora, que todo lo pudre. Lo exterminan, lo encarcelan… pero no. Como un cáncer, que se extirpa y luego vuelve, va y asoma, más rabioso, peligroso, cuasi mortal.

Ora Riis, ora Landis, ora Vinokourov. Qué más da. Todos asestan una nueva puñalada al maltrecho cuerpo de ese espectáculo sobre ruedas que aún pedalea, aunque moribundo, casi cadáver.

Es bien cierto ese dicho popular: “a perro flaco, todo son pulgas”. Y es que al ciclismo no hacen más que chuparle la sangre y lo tienen consumido; entre pulgas, garrapatas, y otros malos bichos que se acercan con su traje, con su bata o su maillot y su culote. El que anima, el que idea, el que pincha o el que se deja. Tanto dan.

Y, después, se opina, se discute, se critica, y se dice que se piensa qué hacer para evitar que el desastre se repita. Pero no hay respuestas, ni soluciones definitivas, ni siquiera temporales. Y una y otra vez, como al inicio pero peor, vuelve la historia a comenzar o quizá, algún día y por desgracia o por fortuna, dependiendo de quién gane si el perro flaco o la garrapata, a terminar. Descanse en paz si se muere, y si no: ¡qué viva por siempre!

24 julio 2007

Domingo glorioso

Si la cruz de la actualidad informativa suele estar vinculada a la política, la cara se encarna –en numerosas ocasiones- en el deporte.

El pasado domingo esa cara amable de la actualidad tuvo rostro español: el del asturiano Fernando Alonso, el del mallorquín Rafael Nadal, el del madrileño Alberto Contador.

Sobre asfalto, mojado o seco; o sobre tierra. Dando pedales, conduciendo un monoplaza o a golpe de raqueta. Siempre pisando fuerte, a fondo, firmemente. Los españoles se impusieron a sus rivales y subieron a lo más alto de los podiums internacionales para que, así, todos los pudiésemos admirar, sin necesidad de ponernos de puntillas, y gozar con el triunfo de tres de los nuestros. Tres que son tres magníficos representantes de esa nueva generación de deportistas españoles que, a buen seguro, depararán muchos días de gloria al deporte español, con épicas victorias y triunfos memorables como los del pasado domingo.

Los amantes del deporte esperaremos expectantes para no perdernos ni una sola de las gestas de estos titanes que consiguen con sus éxitos que el deporte español vuelva a ser, de nuevo, de oro.

21 julio 2007

Adéu Piqué

La tercera fue la de la despedida definitiva. Según se ha sabido presentó su dimisión en dos ocasiones anteriores a ésta, la que es tercera y última. Abandona así, el sr. Piqué, sus puestos de responsabilidad política en el PPC, después de haber ocupado varias carteras ministeriales en los gobiernos de José María Aznar y de desempeñar las labores de oposición en el Parlamento Catalán durante los últimos cuatro años. No dudo del talento, la inteligencia o la simpatía del sr. Piqué, pero está claro que llegó a Ministro sin haber trabajado lo más mínimo ni por ni para el PP. Fue, como se suele decir, llegar y besar el Santo, mientras muchos dirigentes, militantes y simpatizantes del PP se preguntaban de dónde había salido ese buen hombre y qué había hecho para merecer semejante reconocimiento. Creo que, empezando por su aterrizaje directo en los puestos de mayor responsabilidad política, no empezó con buen pie. Después llegó el momento de pasar a la oposición y dar la batalla en su Cataluña natal, labor acaso menos grata que la de Ministro, y durante cuatro años tuvo tiempo de plantear, desarrollar y explicar a los ciudadanos su proyecto político para Cataluña. Proyecto que, a la vista de los desastrosos resultados de los últimos comicios electorales, no sólo no fue capaz de aglutinar a una mayor parte del electorado catalán, sino que desmovilizó a parte del que apoyaba tradicionalmente al PP. Entretanto también tuvo tiempo de defender planteamientos diametralmente opuestos a las tesis de la dirección del Partido y crear polémicas que sólo podían perjudicar a su propio Partido, como cuando planteo la necesidad de jubilar a sus compañeros Acebes y Zaplana por su conexión con el pasado, esto es, con los gobiernos de Aznar, con los que, por otra parte, él no estaba menos vinculado. Así pues, poco aportó antes, pero menos podía aportar ya, y por lo tanto, bien “dimitido” está Piqué. Si Rajoy hubiera aceptado su renuncia antes, el PP habría dispuesto de más tiempo para replantear su proyecto político para Cataluña y explicarlo a los ciudadanos. Habría ganado tiempo y se habría ahorrado algún disgusto. De nada sirve ya lamentarse, ahora sólo queda mirar al futuro.

20 julio 2007

New Reds, Old Reds, qué más da

Los cachorros socialistas se autoproclaman New Reds (Nuevos Rojos) en un vídeo que han presentado con motivo de su Congreso Nacional –¿o será Plurinacional?-. Visto el vídeo creo que se podrían haber ahorrado lo de “new”, pues sus mensajes poco o nada difieren de los de sus venerados Old Reds, aquellos del vídeo del dóberman. Ahora bien, lo nenes zapaterinos, puede que con la pretensión de llegar a todo público potencial, utilizan dibujos animados (muy feos y mal animados, por cierto), en lugar de imagen real como hicieran los gurús del socialismo español, para extender su mensaje, que viene a ser algo así como una rabieta infantil: “Los del PP son malos, muy malos. Sólo saben crispar y son unos intolerantes. Y, por eso, hay que detenerlos, destruyéndolos si es preciso”. Prácticamente lo mismo que dicen los Old Reds.

Es cierto que las secciones juveniles de los partidos políticos no suelen disentir de sus mayores, pero lo de las Juventudes Socialistas parece más bien como si quisieran hacer méritos, a toda prisa y de la forma más escandalosa posible, para que sus papás políticos se sientan orgullosos y los recompensen, cuanto antes mejor. Algo así como cuando un niño intenta cautivar a su padre y, para ello, le muestra su último logro, una nueva habilidad, mientras le dice: “Mira, papá, mira lo que soy capaz de hacer”. A lo que el padre responde con un “Muy bien, hijo” y le compra una bolsa de golosinas. Pues bien, algo así, pero a lo grande y llevado al terreno de la política. Y, claro, en un proyecto tan original, tan concienzudamente elaborado, no podían omitir, sino, por el contrario, presumir de su condición de reds, esto es, de rojos, siguiendo la estela del líder, que, en un prodigio de síntesis, se definió como rojo y feminista. Ni más, ni menos. Rojo convencido y feminista de pacotilla, cabría precisar. Tan simple y tan complejo: así es nuestro Presidente. Así sus legítimos vástagos políticos. Si existía alguna esperanza de que pudiese haber un PSOE diferente, ésta se disuelve con tan sólo 24 segundos de vídeo de los New Reds.


Marineros de aguas sucias

Sería una estupidez pretender culpar al PSOE del agrietamiento del buque “Don Pedro” y del vertido de fuel del navío en aguas ibicencas. Igual de estúpido sería intentar endosar la culpa del hundimiento del “Prestige” al PP, aunque, en su momento, algunos lo hicieran. Ahora bien, los respetivos Gobiernos sí son responsables de la gestión de estas catástrofes. No resulta sencillo el abordar problemas de esta relevancia de forma eficiente y solucionarlos rápidamente. Los nervios se desatan, se exige rapidez de acción y se requieren actuaciones precisas. Es complicado, muy complicado, gestionar estos desastres en los que, a mayor dimensión, más difícil solución. Al final, en una u otra decisión, se yerra, y es ese el momento en el que los oponentes políticos saltan a la arena e intentan aprovechar la “metedura de pata” del adversario. No hablo de declaraciones más o menos afortunadas, fruto de los nervios o de un pretendido intento de minimizar la trascendencia de la catástrofe. Esto, al fin y al cabo, contribuye a tranquilizar o crispar a los ciudadanos, según cuáles sean las manifestaciones del dirigente; pero no ayudan en nada a solventar el problema.

Siendo todo esto cierto, no lo es menos que este tipo de situaciones ponen a prueba a los gobiernos, y también a las oposiciones. Y nos permiten, entre otras cosas, percatarnos de la impostura, la falta de coherencia y el oportunismo político de algunos, cuando podemos observar como estos repiten lo que criticaron en aquellos y para justificarse, en esa estrategia de oposición a la oposición, vuelven a recordar los errores de los otros, introduciendo un toque -nada despreciable- de demagogia, en lugar de solucionar el problema que –ahora- ellos tienen “entre manos”. Está comprobado: cuando la porquería se desparrama –ya sea metafórica o literalmente- es raro el dirigente político que no acaba manchado. Unos porque se ven salpicados. Otros porque parecen disfrutar chapoteando en el charco. Al final, aunque uno se vaya al extranjero, como el Presidente Zapatero, acabará pringado, y con razón.

Grumetes en el Consejo de Ministros

14/07/2007

Son conocidas las ocurrencias de, la ya ex-Ministra de Vivienda, Mª Antonia Trujillo, véanse “mini-pisos Trujillo”, zapatillas Keli Finder, etc. Geniales todas ellas, ¿no creen? Pues bien, en su despedida no defraudó. Deleitó al público con una nueva ocurrencia de lo que casi se ha constituido como un nuevo género político-humorístico, que bien podría denominarse “Trujillesca”. Su última ocurrencia fue utilizar una metáfora en la que se valía de la náutica y la política para repasar y justificar parte de su labor al frente del Ministerio de Vivienda. Tal vez su última aportación sea menos ingeniosa que las iniciativas y proyectos que ha impulsado durante el tiempo en que ha estado al frente del Ministerio. Una metáfora inofensiva, pensarán ustedes. Cierto, pero no deja de tener su aquél. Si bien su mensaje podría ser calificado, sin miedo a equivocarse, como falaz y engañoso; el asociar la náutica y la política y compararlas, lo que en definitiva es la metáfora en sí, puede estar muy bien traída, sobre todo si la utilizamos para describir al Gobierno que preside don José Luís Rodríguez Zapatero y las consecuencias que sus acciones e inacciones están teniendo y tendrán para nuestro país. En este sentido, podríamos decir que el gobierno navega en una embarcación cada vez más deteriorada por los frecuentes abordajes que ha sufrido. Abordajes en los que piratas, corsarios y bucaneros, de acá y allá, han saqueado el barco, expoliando el valioso tesoro que transportaba. Los víveres aún no escasean, pero todo se andará, pues el capitán, que no es más que un grumete, ha perdido el norte, y la tripulación, que también está integrada mayoritariamente por marineritos bisoños, sin experiencia ni ganas de aprender, tampoco ayuda mucho. El capitán, desde que cogiese el timón, sólo ha sabido virar a babor y, así, jamás podrá surcar los mares, recalar en los más recónditos puertos o reparar el navío. Así no. Así, la embarcación permanecerá siempre en el mismo lugar, a merced de abordajes y saqueos, deteriorándose, hundiéndose poco a poco ante la mirada impasible del capitán y la tripulación, a los que poco o nada parece importar lo que suceda, pues si el barco se hunde, ellos saben que se podrán poner a salvo en sus botes (algo así como soluciones habitacionales flotantes, en términos “Trujillescos”), mas si algún marinero curtido no acude al rescate, no sólo el viejo navío, sino toda la flota española, se hallará pronto en el fondo del mar.

10 julio 2007

Diez años sin Miguel Ángel Blanco


Se cumplen diez años desde que nos lo arrebataron. Diez años de aquel asesinato “a cámara lenta”. Diez años de aquella agonía que nos mantuvo con el corazón en un puño y el alma en vilo. Diez años desde que el lazo azul se convirtiera en símbolo de la lucha de los demócratas contra los terroristas; de la defensa de la libertad y de los principios democráticos frente al totalitarismo etarra. Diez años de aquel Espíritu de Ermua que unió a españoles de derechas y de izquierdas y los sacó a la calle para hablar con una misma voz. Diez años del llanto de una nación que inundó las calles y plazas de los pueblos y ciudades de España, convirtiendo la península en un mar del que emergían las palmas pintadas del gentío, tendiendo un manto blanco que reclamaba libertad, paz y el fin de la barbarie terrorista.

Hace diez años, ya, de todo aquello y, mientras hay quien parece haber olvidado –o querer olvidar- lo que sucedió en aquellos días de julio del 97, una inmensa mayoría de los españoles, no sólo no lo olvidamos, sino que lo llevamos y lo llevaremos, siempre, en nuestra memoria y en nuestro corazón, donde guardamos la imagen de Miguel Ángel, un joven concejal vasco que disfrutaba trabajando por su pueblo y tocando la batería. Un joven vasco que tenía toda una vida por delante, y al que robaron la posibilidad de vivir esa vida, su vida, por el hecho de ser un ciudadano comprometido, un luchador por la libertad, un español de bien, uno de esos héroes que defienden, en el País Vasco, nuestra forma de vida, el marco de convivencia democrático y los derechos y libertades que unos salvajes enloquecidos pretenden hurtarnos. Un vasco con el que todos estaremos eternamente en deuda. Un español que hace que nos sintamos honrados de ser compatriotas suyos.