26 mayo 2007

Obsesionados con Aznar

Cada vez que Aznar abre la boca, muchos de los dirigentes del PSOE, dejan al descubierto su obsesión hacia el ex-Presidente. Diga lo que diga Aznar, los dirigentes del PSOE salen en tromba, todos juntitos y marcando el paso, y centran sus intervenciones públicas en manipular sus palabras para, a continuación, criticarlas duramente, mofarse o hacer chistes a su costa.

Está comprobado: Aznar habla y el PSOE responde embistiendo y corneando –dialécticamente hablando-. Como si del perro de Pavlov se tratase. Recuérdese que, cuando el perro pavloviano oía el sonido de la campanilla, comenzaba –inevitablemente- a salivar, como resultado del proceso de condicionamiento clásico al que había sido sometido. Cambiemos la campanilla por unas palabras de Aznar y al dogo por unos dirigentes del PSOE y el resultado será similar: si el can salivaba, los dirigentes socialistas se fingirán escandalizados y atacarán con toda su artillería propagandística a Aznar. No falla, siempre así. Diga lo que diga. Haga lo que haga. Da igual.

El PSOE siempre culpa de todos los males pasados, presentes y futuros a Aznar. Probablemente, esa obsesión tenga su origen en el año 1996, cuando José María Aznar desalojó del poder a Felipe González, esto es, al PSOE. Aznar se encontró con un país que, tras 14 años de gobierno socialista, estaba al borde del abismo en lo político y de la quiebra en lo económico, y lo regeneró casi por completo. Aún hoy, no le han perdonado que salvase a los españoles del -más que probable- desastre que, de haber seguido gobernando el PSOE, nos habría sepultado. Y ellos no se lo perdonan. Pues miren, ni falta que hace.

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