06 septiembre 2007

Inmigración y sueños frustrados

Los telediarios del pasado martes, y las fotografías de portada de la mayoría de los periódicos del miércoles, mostraban cómo la desesperación puede llegar a calcinar el alma, e incluso a incendiar algo menos etéreo, como es el cuerpo. En este caso, el cuerpo de un inmigrante rumano que, como acto extremo de protesta ante los organismos públicos que habían despachado sus peticiones de ayuda económica para regresar a su país, enviándolo los unos a los otros, prendía fuego a su propio cuerpo frente a la Subdelegación del Gobierno en Castellón.

El visionado de tan sobrecogedoras imágenes desata, en cualquier persona con un mínimo de sensibilidad, un torbellino de sensaciones, ninguna de ellas agradable, e, inevitablemente, nos lleva a preguntarnos cuán elevado no sería el grado de frustración de este señor para llegar al punto de prenderse fuego a sí mismo, pero, también, a reflexionar acerca de ese drama humano constante que es la inmigración.

Aunque Rumania forma parte de la UE y, por tanto, sus ciudadanos pueden circular libremente por los países de la Unión, la situación laboral y las condiciones de vida de la práctica totalidad de los inmigrantes rumanos en España no es distinta de la de los inmigrantes que proceden de países no integrados en la UE.

Lo acontecido el pasado martes es una muestra, quizá más llamativa, pero no por ello más terrible (aunque tampoco menos), de lo que, de un tiempo a esta parte, podemos contemplar casi a diario. Una muestra más de las tragedias que tienen como tristes protagonistas a inmigrantes. Una muestra más que viene a reforzar las tesis que defienden la necesidad de regular la inmigración, de que ésta esté sometida a un control y de que los inmigrantes lleguen con un contrato laboral, por el bien, sobretodo, de esas personas, que son estafadas por las mafias, que entregan todo lo que tienen a cambio de una promesa de un puesto de trabajo que les permita ayudar a sus familias a salir de la pobreza para, juntos, poder alcanzar una vida mejor; y que comprueban, cuando llegan al paraíso prometido, que éste no es tal.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Siendo Rumania un pais de la comunidad, no entiendo la abalancha de rumanos hacia España.
¿No han recibido ayudas de la CEE para desarrollar empresas y dar trabajo a sus ciudadanos?
No recuerdo que cuando España entro en la CEE, hubiese abalancha de españoles hacia Europa.
¿Que esta pasando?

Anónimo dijo...

En realidad esa entrada de Rumanos corresponde más a los momentos prevíos de su entrada en la UE. A pesar de la cual tienen una moratoria para la aplicación del derecho a la libre circulación de personas dentro del territorio de la Unión. El problema viene porque los rumanos que ya se encuentran en España son ciudadanos de la UE que deben ser considerados como tal, y por tanto, regularizados. A lo que la policía, ante el número que le puede llegar, esta poniendo todas las pegas del mundo para contener.

Además de regular la entrada, cosa que cada día se hace más evidente, creo que también habría que regular a los empresario que se dedican a contratar mano de obra barata o muy barata.

Anónimo dijo...

Enviado a las 06/09/2007 14:18:14 por Caminant
La situación en Rumania debe ser de tal calibre que las salidas son a la desesperada. ¿Si es un estado de la Unión Europea,no han recibido ayudas para despegar económicamente?.
El desgobierno actual y el gobierno anterior debían haber previsto esta situación de la manera más adecuada posible.No está todo en regularizar papeles si no hay trabajo adecuado para todos.

El Cerrajero dijo...

Por si fuera poco, ese pobre hombre estaba así porque lo había timado su propio hermano.